Málaga sigue siendo una ciudad que no se duerme ni un instante. Cuando parece que ya no puede sorprendernos más, va y lo hace de nuevo. Esta vez, el protagonista es uno de sus edificios más emblemáticos y, por qué no decirlo, uno de los más queridos por la ciudadanía: el antiguo edificio de Correos, ese coloso de hormigón y recuerdos situado en plena Avenida de Andalucía, que llevaba más de una década esperando su segunda vida.
Pues bien, ese momento ha llegado. El edificio ya tiene nuevo dueño y es nada más y nada menos que el magnate israelí Rami Naftali, un empresario con amplia experiencia en el sector del lujo, que ha puesto sus ojos —y sus millones— en Málaga para dar forma a su nuevo proyecto: un hotel de cinco estrellas que promete revolucionar el centro de la ciudad.
Una adquisición estratégica con sello internacional
La operación se ha llevado a cabo a través de su holding, especializado en inversiones hoteleras de alta gama en destinos estratégicos. Naftali, que ya ha dejado su huella en ciudades como Tel Aviv, Nueva York y Miami, considera que Málaga está viviendo un momento único, y no ha querido quedarse fuera de esta ola de transformación que recorre la ciudad desde hace unos años.
Según fuentes cercanas a la operación, la compra del edificio se cerró por una cantidad que ronda los 14 millones de euros, a los que se sumará una inversión estimada en unos 30 millones más para su rehabilitación integral y su conversión en un establecimiento hotelero de lujo.
La idea es clara: recuperar la esencia arquitectónica original del edificio, respetando sus elementos más característicos, pero dotarlo de todas las comodidades, diseño y servicios que requiere un hotel de categoría internacional. Es decir, combinar el alma de un edificio histórico con el alma de un visitante de cinco estrellas.
Un icono que renace: el alma del edificio de Correos
Para los malagueños y malagueñas de toda la vida, el edificio de Correos no es solo ladrillos y cemento. Es historia viva de la ciudad. Fue inaugurado en los años 70 y durante décadas albergó las oficinas centrales del servicio postal, siendo testigo de la evolución de la ciudad en tiempos de dictadura, democracia, olimpiadas, Expo, crisis, burbuja y recuperación.
Situado frente a El Corte Inglés y con vistas despejadas a la entrada del Centro Histórico, el edificio tiene una ubicación privilegiada. De ahí que se haya convertido en un objetivo prioritario para promotores de medio mundo. Pero hasta ahora, ninguno había dado el paso definitivo que finalmente ha dado el señor Naftali.
Desde que quedó vacío en 2010, han sido muchos los rumores: que si un centro comercial, que si oficinas, que si viviendas, que si un centro cultural… pero ninguno cuajó. Ahora, por fin, el futuro del edificio está claro, y además promete darle a Málaga un impulso turístico y arquitectónico de primer orden.
¿Cómo será el nuevo hotel?
Según ha podido saber Malaga21.es, el proyecto plantea un hotel con unas 120 habitaciones, todas ellas de categoría superior. Incluirá un spa de lujo, zona de masajes y bienestar, salas de reuniones para clientes business, un gran restaurante de cocina fusión andaluza-internacional, un skybar en la azotea con piscina infinity y vistas panorámicas al skyline de Málaga.
¿Y la fachada? Se respetará por completo. Uno de los compromisos del proyecto es mantener la imagen exterior, reforzando su estructura y restaurando los elementos más deteriorados. El interior, eso sí, se rediseñará por completo para responder a los estándares más exigentes del sector hotelero de alta gama.
La promotora ha contratado a un prestigioso estudio de arquitectura especializado en rehabilitación de edificios históricos. La previsión es que las obras comiencen a inicios de 2026 y se prolonguen unos 24 meses, con el objetivo de que el hotel pueda abrir sus puertas a mediados o finales de 2028.
La opinión del Ayuntamiento y la Junta
Tanto el Ayuntamiento de Málaga como la Junta de Andalucía han acogido con los brazos abiertos este nuevo proyecto. Desde ambas instituciones se destaca la importancia de que inversiones de este tipo sigan llegando a la ciudad, revitalizando el centro urbano, generando empleo y consolidando a Málaga como capital internacional del turismo y la innovación.
El alcalde, Francisco de la Torre, ha declarado que “la recuperación del edificio de Correos es una noticia fantástica para Málaga. No solo se rescata un inmueble clave de nuestro patrimonio moderno, sino que además se le da un uso de alta calidad que enriquecerá la oferta turística del centro”.
Por su parte, la delegada territorial de Turismo en Málaga, Gemma del Corral, ha apuntado que “este tipo de proyectos son un ejemplo del tipo de turismo que queremos atraer: sostenible, de calidad, que respete la identidad urbana y que apueste por el largo plazo”.
Empleo, economía local y oportunidades
Además del impacto urbanístico y turístico, el nuevo hotel supondrá también un impulso económico considerable para la ciudad. Se estima que durante la fase de obras se crearán entre 150 y 200 empleos directos, y que una vez abierto, el establecimiento genere una plantilla estable de más de 100 profesionales entre recepcionistas, camareros, chefs, personal de limpieza, técnicos de mantenimiento, spa, etc.
También tendrá un efecto indirecto en proveedores, empresas de mantenimiento, servicios externos, y por supuesto, en la oferta cultural, comercial y de ocio del entorno. La zona, ya de por sí muy activa gracias a su cercanía con centros comerciales, estaciones de metro y oficinas, experimentará un nuevo impulso.
Los comerciantes del entorno han mostrado su entusiasmo. María Dolores, dueña de una papelería en calle Hilera, nos contaba:
“Llevábamos años esperando que alguien hiciera algo con ese edificio. Está en el corazón de Málaga y era una pena verlo cerrado. Un hotel como este traerá gente con ganas de gastar, de disfrutar y de conocer la ciudad”.
Málaga, en el punto de mira de los inversores internacionales
Lo cierto es que el proyecto de Rami Naftali no es un caso aislado. Málaga lleva tiempo atrayendo miradas de promotores de todo el mundo. Desde el boom tecnológico con Google, Vodafone o Globant, hasta inversiones inmobiliarias, centros de coworking, galerías de arte contemporáneo y, por supuesto, el florecimiento del sector hotelero.
En los últimos cinco años, se han inaugurado o proyectado más de una veintena de hoteles de cuatro y cinco estrellas en la ciudad. Y lejos de saturarse, el sector continúa creciendo, impulsado por una demanda turística que no para de aumentar, con visitantes cada vez más exigentes y con perfiles de mayor poder adquisitivo.
Además, Málaga está posicionándose como un destino híbrido: combina lo mejor del turismo cultural con el sol y playa, una vida urbana dinámica, espacios naturales cercanos y una red de comunicaciones envidiable con trenes AVE, aeropuerto internacional y conexiones por carretera.
El efecto llamada del lujo responsable
El perfil de hotel que plantea el Grupo Naftali no es el típico «resort para guiris», como se diría coloquialmente. Se trata de un modelo que apuesta por el lujo sostenible, el respeto al entorno y la integración con la ciudad. No buscan crear un complejo aislado, sino una propuesta abierta al visitante y al malagueño, que potencie la vida urbana del centro histórico.
Según su equipo de desarrollo, el hotel contará con eventos culturales mensuales, colaboraciones con artistas locales, exposiciones temporales y actividades de integración con el barrio. Se quiere evitar ese efecto burbuja que a veces se da en hoteles de lujo, y fomentar un turismo más consciente y enriquecedor.
En resumen, Málaga suma y sigue
La adquisición del edificio de Correos por parte de Rami Naftali es mucho más que una operación inmobiliaria. Es un símbolo de cómo Málaga está transformando su identidad urbana sin perder su esencia. Uniendo patrimonio y modernidad, tradición e innovación, talento local e inversión extranjera.
Y en Malaga21 lo decimos alto y claro: si el edificio de Correos va a recuperar su alma gracias a este proyecto, bienvenido sea. Porque Málaga no solo se embellece, también se enriquece, se abre al mundo y se proyecta como esa ciudad del siglo XXI que no se olvida de quién es ni de dónde viene.